De siempre le hemos cerrado los ojos a la noche, cuán belleza nos eclipsa si la miramos. Cuán belleza no se percibe tan solo con la mirada, sino también con el corazón.
Cielo descubierto nos presenta tal multitud de estrellas, que no somos capaces de contar. Estrellas que brillan por luz propia, y cuyo brillo la luna envidia.
Esa luna aveces invisible y ausente, que siempre nos muestra tan sólo una cara, la misma cara de siempre, su otra cara, pocos la han visto, y menos la conocen.
Luna que ilumina la noche, reflejando la luz del sol, mostrándose en toda su magnitud, sobre todo cuando esta llena.
Esa luna aveces invisible y ausente, que siempre nos muestra tan sólo una cara, la misma cara de siempre, su otra cara, pocos la han visto, y menos la conocen.
Luna que ilumina la noche, reflejando la luz del sol, mostrándose en toda su magnitud, sobre todo cuando esta llena.
No siempre se siente la belleza de la noche, yo tan sólo la sentí una vez, sentada en la puerta del taller de mi abuelo, a mi lado él, mi querido abuelo, mirando lo que sería su ultima maqueta de barco. La luna llena iluminaba el local, y aumentaba aun más la belleza de sus obras de arte, barcos de todo tipo, y de todos los tamaños, hechos del palo de un polo, de una vieja caña de pescar, o cualquier trozo de madera que tuviera cerca.
Fue tan sólo un momento, un instante.. solo uno, pero basto, para saber que nada volvería a ser lo mismo, y para un vez que quería haberme equivocado, no me equivoque..