jueves, 11 de marzo de 2010

Tan simple como la vida misma.


A veces me pregunto si algún día me faltará la imaginación para seguir escribiendo mi blog, pero me he dado cuenta, que no es la imaginación la que escribe, no cuento cuentos llenos de poesía y fantasía, cuento pensamientos reales, sentimientos reales. Nunca me faltará la imaginación para escribir, pues cuando deje de pensar, de sentir, mi blog estará completo.

¿Os habéis fijado alguna vez en una cerilla? Suda, conforme avanza el fuego, y la llama tiene un destello verde, por debajo de la llama azul. El fuego es de las pequeñas cosas que siempre he sabido apreciar. Me encanta mirar la llama, y me puedo quedar eclipsada mirado como, poquito a poco la llama se come la madera. Como la madera se carboniza, se tuerce y se consume.


Tal como la vida hace con nosotros. La cerilla queda arrugada, negra, retorcida. Nosotros envejecemos, nos arrugamos. La vida nos consume poco a poco, como si de una cerilla se tratara.

Nunca había entendido tan claro como ahora el dicho de: "tiene madera de...”, las personas estamos hechas de diferentes maderas, que nos hacen más o menos resistente al fuego de la vida. O los fuegos de la vida.


Puedo decir que no me asusta el fuego, como tampoco me asusta la vida. Vida cual final ya está escrito. ¿Que nos asusta tanto? Cuan camino a seguir nos llevara por senderos de felicidad y amargura, a todos por igual. Pues para cada uno, el sendero de amargura, es el fuego al que se es menos resistente.


Bueno a todos por igual no, a algunos más que a otros, pero todos lo pasamos mal, todos perdemos a seres queridos, todos lloramos. Pocos reímos, o hacemos reír.


Cada día me sorprendo de nuevo, sobre el efecto que una carcajada puede tener, carcajada ya sea de un conocido o de un desconocido, ya sea niño o adulto. Ya sea hombre o mujer. Todos nos alegramos al ver una cara de felicidad. Pocos sufrimos al ver una cara llena de lágrimas.


Hablo de caras desconocidas, caras ocultas. Como una cerilla recién encendida, nace un niño. La cara de felicidad de la madre al cogerle en brazos. La lagrima de la abuela al ver a su nieto. La ilusión de la bisabuela, cuya cerilla llega a su fin, cuya felicidad, derrite corazones de piedra.  He aquí el circulo de la vida, reflejada en una familia.

La vida es un círculo, en la que una persona muere, mientras otra da vida.


A veces me pregunto, si algún día me faltará la inspiración para seguir escribiendo. Pero he descubierto que al cerrar los ojos y abrirlos a mi interior, las palabras fluyen solas.


Firmado,
Diva

2 comentarios:

  1. Diva; eres unica... escribiendo, tocas la guitarra en serio cada dia me sorprendes mas.

    Respecto al articulo es brillante la forma en la que asemejas una simple cerilla a la vida; tienes razon en todo lo que dices al 200%

    Un Beso.

    Veronika

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  2. Gracias vero. ^^
    he reducido el valor de una vida a la de una cerilla XD esto va a disgustar. xDD

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